¡UN CONSEJO Y UN RECUERDO!
Mi maestra de
universidad me decía o nos decía en sus entrañables clases que, cuando hacemos la
tesis, lo que muchos trabajos muestran es el desarrollo de un marco teórico que
va por una dirección y el resultado de los análisis de datos va por otra.
Solo después de haber
avanzado en los procesos del trabajo de investigación y la experiencia recuperada
en todo este tiempo, recién me doy precisa cuenta de lo que nos quería decir y
enseñar y aquilato con cariño sus enseñanzas.
Resulta que existe una
tendencia marcada entre los estudiantes de últimos años, ergo tesistas, a
mostrar un manejo, la más de las veces prolijo de las teorías, dejando de lado
lo que en realidad podría ser de interés en la construcción del objeto de
estudio y de todo aquello que se haya dicho sobre el constructo en proceso, que
es, según mi modesto criterio, aquello que las teorías dicen de nuestros objetos
de estudio.
Paralela y simultáneamente,
otra tendencia recurrente que identifico ahora que, reviso trabajos de
estudiantes del pregrado y de maestría, es que los estudiantes comienzan exponiendo
conjeturas derivadas de la recolección de datos haciendo un impresionante
soslayo de los antecedentes teóricos, con lo que el resultado es que se
construye una aproximación a la realidad total o parcialmente diferente a lo diseñado
o pensado de inicio y que está fuertemente argumentado en la proposición del
objeto de estudio y en el marco teórico del diseño de investigación. Yo
considero que esta mala práctica es lo que en realidad sucede para que mi
recordada maestra haya dicho eso que dijo en aquel tiempo cuando estaba viva y compartiéndonos
sus experiencias.
Esta práctica recursiva,
debo decir que, inclusive yo la he repetido inconscientemente, puede resolverse
sobre la marcha en el trabajo de investigación gracias al consejo del viejo maestro,
Pierre Bourdieu, quien lo aprendió, a su vez, de otro gran maestro
racionalista, Gastón Bachelard, quienes nos
llaman la atención sobre el poderoso concepto de la “vigilancia epistemológica”
que precisamente ayuda a controlar nuestros actos intuitivos a través de poner
en tela de juicio todos los pasos que damos cuando hacemos investigación. Gracias
a ese concepto, puedo decir que ahora comprendo no sólo lo que mi querida
maestra me enseño, sino que me permite criticar con fundamento el trabajo de
otros colegas y estudiantes.
Confirmamos así que, el
diseño es una importante parte de una investigación, porque es en esta etapa de
planeación donde se identifica el objeto de estudio y se puede evidenciar el
proceso por medio del cual estamos tratando su constitución desde diferentes
perspectivas y la vigilancia epistemológica resulta el recurso más útil para
deshacernos de aquello que no es útil para nuestra investigación, agenciarnos de
lo que sí es útil y valorar aquello que podemos usar como un accesorio para
seguir trabajando sobre las ideas.
Sólo con este
convencimiento, cobran sentido los consejos o recomendaciones de los manuales que
aparentemente son mecánicos y repetitivos, como por ejemplo el hecho de la
forma de redacción del objetivo se relaciona, luego, con la exposición de ideas
del trabajo de campo; o que no confundamos categorías de una escuela, por
ejemplo, marxista con una funcionalista.
El proceso de diseño
consiente y enfocado (con vigilancia) nos ayudan a ordenarnos mentalmente en el
momento de diseñar y guiarnos en la práctica de la recolección de datos o
trabajo de campo para precisamente no caer en esa tendencia y mala práctica que
señalaba mi recordada maestra.
Pero bueno, acá va la
recomendación que les hago: Cuando estén haciendo la primera aproximación a la
construcción de su objeto de estudio, en ese preciso momento que diseñan la investigación,
cuando hacen el perfil, es cuando les será muy útil tener en cuenta que lo que
construyan debe verse en el proceso de recuperación de los datos.
Cuando encontramos
algo realmente útil para la investigación, no solamente en el proceso de diseño
sino en el de afinamiento del análisis teórico y luego en el de
reconceptualización, podemos ordenar en dos simples clases de materiales: Lo
que es pertinente y lo que es accesorio.
La primera categoría
nos servirá para redactar el perfil, luego nos será útil para ayudarnos en la
identificación de variables para el análisis y finalmente, como criterio
ordenador de la exposición de nuestros resultados.
Todo lo demás es
accesorio. Es decir que nos ayuda a darle más corpulencia a nuestro diseño
(perfil) a entender mejor nuestro objeto y a ramificar nuestras reflexiones
cuando exponemos los datos.
María Luisa Talavera Etnógrafa educativa |